El vestido de la boda es un una de las decisiones más importantes para la novia. En la elección del tipo de vestido, la primera decisión que hay que tomar es si queremos uno de colección o hecho a medida para nosotras. Sobre estos últimos, hablamos con Carmen Soto, diseñadora de vestidos de novia, y uno de los referentes de la alta costura en el País Vasco.
Su atelier de Bilbao es la ilusión de toda novia. Un lugar acogedor donde rodeados de telas y vestidos de ensueño.
Vestidos de novia Carmen Soto the bride
Diseña vestidos de novia desde 2009 aunque su pasión por la moda le viene desde pequeña. Decoradora de profesión, cambió de trabajo tras 20 años ejerciendo para cumplir un sueño, llevar la alta costura a la moda nupcial.
– Y un día el sueño se hizo realidad.
– Fue porque una novia me comentó llorando que nadie quería diseñar su vestido por tener una talla 50. Todas las diseñadoras le decían que tenía que adelgazar. Yo me ofrecí y le diseñé un vestido de crepé con chantilly francés y un velo a juego. Esa novia me recomendó a otra, y esta a otra… y hasta hoy.
Sus clientas son novias con personalidad «que tienen claro lo que quieren, valoran una buena tela y les gusta sentirse especiales en ese día tan importante».
Carmen Soto como persona
Aunque le cuesta definirse como persona, presume de ser honesta. Y en lo que he podido observar durante estos días trabajando con ella, es meticulosa en su trabajo y busca mostrar lo mejor de cada novia, respetando el estilo de cada una.
A la hora de definir sus vestidos lo tiene claro: «Mis creaciones son elegantes. Vestidos confeccionados en telas 100% de seda y con un toque etéreo».
Sus telas preferidas son el crepé con una capa de muselina y el tul de seda, aunque para ella lo importante es adaptarse al gusto de cada novia. «Nuestra filosofía es que cada mujer es única y tenemos que conseguir el vestido de novia que encaje con su estilo».
La importancia de la prueba de vestuario en un vestido de novia a medida
Su atelier de Bilbao es la ilusión de toda novia. Un lugar acogedor donde rodeados de telas y vestidos de ensueño, se lleva a cabo la primera toma de contacto y las pruebas para definir el diseño y hacer los arreglos y modificaciones necesarios.
«Les hago una entrevista en la que cuentan lo que les gustaría y charlamos el tiempo necesario para poder cogerle la idea y su gusto»
Detrás de cada pieza hay entre 6 y 9 meses de elaboración y la producción de su taller está limitada a 30 vestidos al año. Sólo de esta forma, Carmen puede dedicarle el trabajo y el mimo que necesita cada diseño.
El proceso para crear un vestido de novia a medida, comienza con una primera reunión, a la que las novias normalmente van acompañadas de sus madres. «Les hago una entrevista en la que cuentan lo que les gustaría y charlamos el tiempo necesario para poder cogerle la idea y su gusto». Carmen incide en que la química es fundamental. «Si nos entendemos, preparamos un Toilé (patrón con telas menos nobles) para definir el diseño en el que haremos los cambios que se consideren».
«Mi vestido era de organza y no llevé velo. Siempre me arrepentiré de ello, por eso me gustan tanto las novias con velo»
Su experiencia hace que sepa muy bien definir el estilo de cada novia. Así lo hizo con Mavi y Nerea en la prueba de vestuario que fotografié para Patricia Llamazares Rodríguez en su Atelier. Enseguida supo ver sobre la marcha qué tipo de vestidos se adaptaban mejor a cada una de ellas.
Un vestido para cada tipo de novia
Que la novia vaya de blanco es algo que se empezó a ver tras la boda de Victoria de Inglaterra en 1840. Fue a partir del Siglo XX cuando se popularizó. Esta tendencia se ha impuesto en todas las clases sociales y en la mayoría de países. Habitualmente se piensa en una novia de blanco o en todas sus variantes pastel.
Carmen Soto apoya que la novia vaya de blanco. «Y si es velada mucho más elegante», recalca. Aunque en su Atelier no se deja influenciar por las modas porque es de las que piensa que «las tendencias no tienen porqué cambiar el estilo de nadie».
– Y en tu caso, ¿Cómo fue tu vestido de novia?
– «Fue un diseño de mi suegra, una de las mejores modistas de Écija (Sevilla) que vestía a todas las señoritas de allí. Mi vestido era de organza y no llevé velo. Siempre me arrepentiré de ello, por eso me gustan tanto las novias con velo».
La máxima de Carmen Soto es que «hay que sentirse siempre una misma». Es por eso por lo que no hace nunca dos vestidos iguales. Con esta idea, preparamos una editorial fotográfica en la que vistió a tres modelos muy distintas entre sí con 12 de sus diseños, y dando rienda suelta a su creatividad, hizo que cada una pudiera sentirse novia por un día.
Por su atelier seguirán pasando futuras novias que busquen sentirse especiales y que valoren todos esos detalles que sólo un vestido a medida realizado por las mejores manos pueden ofrecer.